sábado, 5 de octubre de 2013

Saturación en la Formación Profesional

Empieza el curso y miles de estudiantes se disponen a entregar sus matrículas para acceder a los ciclos formativos de grado medio y grado superior, formando colas interminables a las puertas de los centros en las que los estudiantes resignados esperan hasta seis horas, para que después se les comunique que el ciclo al que pretenden acceder está saturado y que se van a quedar excluidos de la formación profesional pública. Obligando a estos jóvenes a acceder o a la FP privada o a engrosar las listas del paro. En total se calcula que más de 40.000 estudiantes no pueden acceder a los ciclos formativos.
Este hecho solo se puede explicar a través del ataque brutal que actualmente está sufriendo la educación pública a todos los niveles y especialmente el proceso de elitización y privatización al que está sometida la universidad pública  que fuerza a un grueso de los estudiantes de extracción obrera y popular a solicitar el acceso a la formación profesional. Si le sumamos que un gran sector de la clase trabajadora en paro optará por acceder a la FP para así aumentar su cualificación y aumentar así sus posibilidades para vender su fuerza de trabajo, quedará un escenario para que la FP este curso se vea totalmente saturada y que por tanto un número enorme de jóvenes se queden  fuera del ámbito educativo público y con pocas posibilidades de acceder a un trabajo.
Ante esta dramática situación afloran los centros privados y concertados donde se imparte la FP, pretendiendo atraer a los estudiantes expulsados de la FP pública, lo que viene a demostrar otra injerencia más del capital privado en la educación y que certifica la necesidad que el capitalismo tiene de transformar de forma paulatina la formación profesional en un negocio con el cual remontar sus ganancias. Aun así los ciclos formativos privados se caracterizan por su alto coste, inasumible por parte de la mayoría de las familias trabajadoras de nuestro país.
Detrás de esto quedan miles y miles de jóvenes que perderán este curso, hijos e hijas de la clase obrera arrinconados contra la pared, los cuales no podrán desarrollar sus estudios, ni acceder a un trabajo, obligados a engrosar las cifras del paro como fuerza de trabajo sobrante para el capital. Aun así cínicamente desde los medios de comunicación tendremos que escuchar de forma cansina el término “ni-ni”, aquellos jóvenes que ni estudian, ni trabajan o mejor dicho, aquellos jóvenes que no se les permite ni estudiar, ni trabajar.
Por ello es más necesario que nunca que el comienzo de este curso se marque por una amplia movilización contra el proceso de depauperación que sufre la educación pública y por el cual miles de nuestros compañeros son excluidos de la enseñanza, hoy es hora de organizarse y de luchar sin tregua por una educación y una formación profesional bajo los intereses de la clase obrera y el pueblo.

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