martes, 3 de febrero de 2015

EXPORTACIÓN Y APLICACIÓN DEL MODELO PARAMILITAR EN AMÉRICA LATINA


  Los grupos paramilitares son una constante en la historia de América Latina: Colombia ha sido pionera en la implantación de esta estrategia por parte de los organismos de seguridad del Estado, financiado y asesorado por los Estados Unidos,  en contra de la oposición política, y al servicio de la empresa nacional y trasnacional de terratenientes y ganaderos.
           
  Generalmente se venden estos grupos como “antiguerrilla” insistiendo en que han nacido para combatir a los grupos insurgentes, pero la realidad es muy distinta. Los grupos paramilitares existen desde mucho antes para contrarrestar las luchas agrarias ya desde los años 20 del siglo pasado y se reconocieron con nombres como los de pájaros o chulavitas. Estas estructuras fueron mantenidas bajo la doctrina de seguridad nacional de los EEUU y su cruzada anticomunista en el continente.
           
 En el Salvador son llamados escuadrones de la muerte; nacieron como estructuras clandestinas de los servicios de inteligencia y de los cuerpos de seguridad. La estrategia es la misma que la que se aplica en Colombia.  Se calcula, así, que de esta forma fueron asesinados la mayoría de civiles víctimas de la época del conflicto que significó unos 75.000 muertos en total de los que hizo parte el arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, asesinado en la década de los 80´s.
           
  En pleno siglo XXI, nos encontramos con la continuidad de estos grupos en Colombia, país que ha exportado dicho modelo. Con el objetivo de desestabilizar la región ha participado en el accionar contrarrevolucionario en  Venezuela; en el golpe de Estado en Honduras, y vemos el auge de estos grupos en México ligados también al tema del narco cuyo engranaje con el Estado es el mismo que se dio en Colombia durante la última década de 1900.
           
  En Honduras antes y después del golpe de Estado al gobierno de Manuel Zelaya se denunció la presencia de fuerzas paramilitares llegadas desde Colombia. En junio de 2009[1], mes donde se efectúa el golpe, el entonces presidente de Honduras Manuel Zelaya denuncia el reclutamiento de estos grupos por parte de terratenientes. En octubre del mismo año, la ONU[2] lanza una alarma por las constantes denuncias hechas desde las organizaciones políticas y sociales.
           
  Desde los grupos organizadores de este conversatorio vemos importante el análisis y la contextualización de este fenómeno que no es nuevo, que es herramienta activa de la aplicación de las políticas de terrorismo de Estado en contra de la oposición política, social y popular. La mano de los gobiernos peones del imperialismo en América Latina
 -como es el caso de México y Colombia- en la desestabilización de la política de integración que se viene construyendo desde hace unos años en el continente, y el giro de la política de los E.E.U.U. en Cuba que viene a demostrar un modelo suave de intrusismo para recuperar el terreno perdido estos últimos años.




[1]     http://www.elobservador.hn/content/manuel-zelaya-no-son-maras-no-son-pandillas-son-escuadrones-de-la-muerte-los-que-est%C3%A1n
[2]     http://internacional.elpais.com/internacional/2009/10/10/actualidad/1255125602_850215.html

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