viernes, 28 de noviembre de 2014

¡NO a los "ELEMENTOS ANTIMENDIGOS" en Madrid!

El mobiliario urbano madrileño ha estado inmerso en un proceso de renovación en este último periodo. Este hecho a priori puede parecernos positivo, mas se nos mostrará tras un análisis pormenorizado del asunto como es una nueva estocada a  la clase obrera y los sectores populares en general; y a los sectores más duramente abocados a la penuria como consecuencia del sistema capitalista, en particular.

Los bancos corridos ordinarios han pasado a tener un separador o directamente ser sustituidos por asientos de carácter individual, se han colocado adoquines en el mobiliario público en una disposición espacial muy concreta, se han puesto barreras en los asientos de las marquesinas, etc.Toda esta sucesión de modificaciones deja poco espacio a una motivación meramente estética como impulso del cambio. Vemos como el conjunto de trabajadoras y trabajadores han percibido muy bien a título casi intuitivo la motivación última de todas estas novedades, tildándolas de “medidas antimendigos”. Y es que, causalmente, separadores, adoquines y otros elementos impiden a los llamados indigentes, en creciente número en medio de la crisis estructural del sistema capitalista, tumbarse para 'descansar', si es que cabe posibilidad de descanso dormir en el suelo. La inminente llegada del invierno resalta la importancia de estos lugares que les permitían resguardarse en la medida de lo posible del frío estando elevados sobre el suelo y protegerse de la lluvia por ejemplo bajo el techado de las marquesinas.


Para presentar abiertamente la situación en toda su crudeza y descubrir su sesgo de clase, analizaremos esta a través de la particularidad de una de sus manifestaciones; la cuestión de las marquesinas.

La empresa concesionaria encargada de costear la fabricación, instalación y mantenimiento de todas las 4250 nuevas marquesinas, que incluyen el separador antes mencionado, ha sido UTE (Unión Temporal de Empresas), formada por Cemusa y JCDecaux; siendo el precio fijado en el concurso público de 150 millones de euros. La UTE detentará la explotación de los soportes publicitarios; si tomamos como precio genérico el de 175 euros semanales por publicitarse en una de las caras de una marquesina y haciendo los cálculos pertinentes, concluimos que en un año durante los primeros cuatro meses recuperaran el gasto realizado traduciéndose los meses restantes en beneficios.

Ante esto cabe preguntarnos ¿quién se beneficia?. Y la única respuesta clara y concisa se sitúa en coordenadas clasistas. La beneficiara de toda esta situación es la clase dominante, la burguesía, sacando réditos dobles en este caso; por una parte los de carácter económico, posibilitados por el Ayuntamiento de Madrid que no conforma más que una de las delegaciones de la gran junta de administración de los intereses de la oligarquía de este país. Y de otro lado se intenta expulsar de los espacios públicos y suprimir de la subjetividad de la clase obrera y los sectores populares el reflejo de una realidad existente como lo es la de la mendicidad; consecuencia de las propias contradicciones del sistema capitalista.

Mientras que las políticas del Ayto. se destinan a través de estas prácticas legales y la ristra de acciones ilegales que se gestan entre bambalinas, las políticas para paliar la indigencia brillan por su ausencia. Los desahucios han expulsado de sus hogares a familias obreras que se han quedado sin techo y sin sustento. Para evitar las situaciones de pobreza extrema debemos levantar un conjunto de reivindicaciones para ser puestas en práctica de forma inmediata como:
   - Salario Mínimo Interprofesional 1.200 euros.
   - Prestación de paro indefinida.
   - Garantía de servicios básicos, luz y agua, en situaciones de paro.
   - Ni una hipoteca ejecutada por la banca, moratoria en situaciones de paro y 
      devolución de las viviendas subastadas.

Además, para aquellos indigentes que padezcan algún tipo de adicción a las drogas o al alcohol los servicios sociales deberán incluir programas de rehabilitación completamente gratuitos en los que se incluya una progresiva inserción laboral.

Somos conscientes de que la resolución de la miseria, de la mendicidad y de todas y cada una de las consecuencias de la explotación capitalista, sólo puede venir dada por la superación de sus contradicciones internas, por una lucha cuyas metas estén en consonancia con los intereses objetivos de la clase obrera y los sectores populares; por la lucha por el socialismo-comunismo.

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