
En estas redadas la policía practica el racismo más obsceno. Todo inmigrante vive con el temor de encontrarse con un grupo de asalto de agentes que le “invite” a que se identifique por tener unos rasgos físicos alejados del canon occidental, lo que supone la vulneración de la legalidad. Estas redadas no son producto del azar o de la voluntad particular de un mando policial sino que responden a una estrategia diseñada desde el Gobierno de España (e incluso desde la Unión Europea con iniciativas como la reciente Operación Hermes) que establece cupos para detener a inmigrantes en situación “irregular”, actuando más que nunca al servicio del capital.
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