Aún así, en aras de hacer tragar a la clase obrera, sin que se revuelva, las ruedas de molino que el capital ha preparado, el rey se dispone a ejercer el papel de maestro de ceremonias en la misa concelebrada entre patronal y cúpulas sindicales en aras de la salvación, económica, esta vez, de la patria.
No pueden echar mano ahora de la cobertura ideológica usada en otras épocas de crisis para descargar sobre las espaldas de trabajadores y trabajadores las durísimas medidas de ajuste que pretendían imponer. Ya no vale hablar de la corrupción de la dictadura como en 1977 o de la entrada en la CEE como en la “reconversión” industrial de 1984. Por ello es más necesario que nunca hacer presidir al fantoche real la comitiva de fuerzas políticas del marco institucional, “agentes sociales” y empresariales, para recuperar la esencia de los Pactos de la Moncloa, referente histórico de la llamada Transición: la paz social. Paz social y consenso fueron indispensables para perpetuar a las fuerzas más reaccionarias en los aparatos del Estado y para facilitar tres décadas de acumulación de beneficios por la burguesía, a partir de la intensificación de la explotación de los trabajadores y las trabajadoras.Leer más
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