La crisis capitalista está llevando a la ruina a importantes sectores populares. Será la clase obrera quien, en primer lugar, soporte las consecuencias de la crisis. La tasa de explotación se incrementa día a día: se extiende la precariedad, aumenta el desempleo y la siniestralidad laboral, se alarga la jornada laboral, se realizan horas extras que no se pagan y continúa imparable la pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios. Todo ello acompañado de un endeudamiento insoportable para las familias trabajadoras, atadas de pies y manos por préstamos e hipotecas que incrementan el beneficio del capital financiero, expresión más parasitaria del capitalismo.
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